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La historia de la estadística data desde antes del 3.000 antes de Cristo. Nace con el objetivo de recolectar información que necesitaba el Estado, por ejemplo, sobre la agricultura y el comercio.
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Con el nacimiento de Roma, hacia el 476 a.C., la estadística se tornó aún más relevante. Gracias a la implantación de los métodos descriptivos, sabemos hoy muchos datos sobre la demografía del Imperio Romano. Datos como mortalidad infantil, defunciones, nacimientos y habitantes por kilómetro cuadrado.
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Durante la Edad Media, la evolución de la ciencia estadística se estanca. De algún modo, o eso parecen decirnos los escritos, la historia de la estadística se toma una pausa. La evolución se paralizó en muchos de los planos del desarrollo humano y no sería hasta el Renacimiento (Siglos XV y XVI) cuando la estadística volvería a cobrar vida.
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Con el comienzo de la Edad Moderna, hacia el siglo XV, la Iglesia tras darse cuenta de la importancia de registrar las defunciones, bautizos o nacimientos dedica recursos a crear dichos registros. Concretamente, sería John Graunt (1620-1674) quien, junto con su ayudante William Petty (1623-1687), elaboraría el primer censo estadístico moderno y la primera tabla de probabilidades por edades. Es decir, calculó la probabilidad de morir en función de la edad de los habitantes.
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Posteriormente, durante la Edad Media, la estadística no tuvo grandes avances. Sin embargo, en la Edad Moderna se elaboraría el primer censo estadístico moderno y la primera tabla de probabilidades de edades, ambos sucesos en el siglo XVII. Luego, hacia el siglo XX, se comenzaron a incorporar herramientas matemáticas provenientes de la teoría de la probabilidad a la estadística. Esto, principalmente por los aportes de Kolmogorov y Borel.
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Aunque, en esencia, la estadística y la probabilidad son materias diferentes, están muy relacionadas. Desde el siglo XX ambas andan caminando estrechamente de la mano. Este camino paralelo que han ido tomando no hubiera sido posible sin los avances Kolmogorov y Borel. Ambos dotaron de sentido matemático real al asunto. Ya que hasta entonces, la probabilidad era vista desde el mundo académico como algo poco serio y sin suficiente sustento matemático.