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Opositor del ebionismo, adopcionismo y el docetismo. Afirma la realidad del nacimiento, comportamiento humano, pasión, muerte y resurrección de Jesús
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Su cristología se apoya sóldiamente en la soteriología. Afirma la función histórica de Cristo, indicando que él puede realizar el plan salvífico de Dios
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Ilustra algunos rasgos centrales del misterio de Jesús, sobre todo su divinidad. Postula que Cristo es espíritu y carne
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Cristo es asumido como cuerpo humano y como alma humana, que media entre Dios y los hombres
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Niega el carácter trinitario de Dios. Ve al Hijo como una criatura que no es engendrada desde ta eternidad por el Padre, ni es de la misma sustancia del Padre
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Declara que el Salvador no tuvo un cuerpo sin alma, sentidos y espíritu, pues considera que tanto el alma como el cuerpo han sido salvadas en el Verbo
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Principal opositor del arrianismo. Defiende el modelo del Verbo que se hace carne, pero no por ello niega el alma humana de Cristo, sino que no le reconoce al alma ningún papel en la evolución de la cristología
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Se basó en un intercambio de cartas entre Roma y los obispos de Oriente. El aporte más importante fue el del papa Dámaso, quien sostuvo que el hombre entero ha sido asumido por el Verbo
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Su punto central es la negación de un alma humana racional en Cristo. Trató de precisar el problema del modo de unión entre el Verbo y la realidad humana que asume, entendida dicha unión como una simple unidad vital entre el Verbo y el cuerpo humano que asumió, en la cual el Verbo es quien obra verdaderamente, mientras que el cuerpo es un mero instrumento del Verbo
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Plantea que el Verbo se encarnó habitando un hombre o una naturaleza humana, por lo que ese hombre asumido tiene una existencia propia y actividades propias, como también un alma propia. Igualmente que el Verbo y el hombre asumido son dos naturalezas completas y distintas entre sí
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Alega que el hombre, alma y cuerpo, es asumido por el Verbo, formando con él una única persona
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Aprobó la enseñanza de Cirilo de Alejandría, pero no dio una definición dogmática sobre la unión de las naturalezas de Cristo, dando lugar a diversos equívocos hacia futuro
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Consideraba que la unión en Cristo se realizó a partir de dos naturalezas, la humana y la divina, las cuales no se pueden separar en Cristo, aunque tampoco se funden entre sí, sino que conservan sus propias cualidades
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Permitió un acuerdo cristológico en la Iglesia y está articulado en tres partes: proemio (señalar los errores que condena el concilio), sanción de condena (dirigida a quienes profesen doctrinas distintas a la conciliar) y definición (que destaca que en Jesucristo hay dos naturalezas presentes: la divina y la humana, no implica eliminar la diferencia entre ambas. También permitió a la Iglesia formular la dualidad de Cristo, Dios y hombre, y de unidad perfecta de su persona)
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Concibe la persona como una naturaleza sustancial dotada de mente y de razón, necesariamente concreta e individual
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Su problema fue interpretar la enseñanza calcedonense conforme al cambio de clima teológico. Sus cánones más representativos son el V, VII, VII y VIII. Se destaca que el cánon VI precisó el valor del título Madre de Dios, para significar que el Dios Verbo se encarnó y nació de ella
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Defendía el misterio de la realidad humano-divina de Cristo, en el cual había una presencia de voluntad-operación divina y voluntad-operación humana
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Postulaba que las dos voluntades de Cristo no son contrarias. Así mismo, que la voluntad humana está sujeta a su voluntad divina y omnipotente