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Rey de España (1748-1819). Sucedió a su padre, Carlos III, al morir éste en 1788. Fue un rey poco inclinado a los asuntos de gobierno, que dejó en gran medida en manos de su esposa María Luisa de Parma y del amante de ésta, Manuel Godoy. Inicialmente siguió el consejo de su padre de mantener en el poder a Floridablanca, pero en 1792 acabó por sustituirlo, primero por el conde de Aranda y luego por Godoy, que se mantendría como valido hasta el final del reinado.
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Manuel Godoy (1767-1851) Político español. Nacido en el seno de una familia noble empobrecida, a los diecisiete años acompañó a su hermano a Madrid, y ambos ingresaron en la guardia de corps. Allí inició una fulgurante carrera gracias, en parte, al apoyo de la entonces princesa de Asturias. Fue amante de María Luisa de Parma, esposa del futuro rey Carlos IV, pero no fue ésa la única razón de su ascenso; también supo ganarse la confianza de ambos soberanos, gracias a sus dotes de político.
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(1768-1844) Rey de España. Hermano mayor de Napoleón Bonaparte. Su hermano lo nombró rey de Nápoles y, luego, en 1808, de España, país al que se trasladó de inmediato. Cuando llegó a Madrid, España se encontraba sublevada a causa del motín del 2 de mayo, y apenas tuvo tiempo de instalarse, pues hubo de marchar presuroso ante la derrota francesa en Bailén.Tras la intervención del propio Napoleón, estableció su gobierno en la capital del reino. Conocido como Pepe Botella (burla por su alcoholismo)
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(1769-1821)Genio indiscutible del arte militar y estadista capaz de construir un imperio bajo patrones franceses, Bonaparte fue, para sus admiradores, el hombre providencial que fijó las grandes conquistas de la Revolución Francesa, dotando a su país de unas estructuras de poder sólidas y estables con las que se ponía fin al caos político precedente. Las claves del rápido encumbramiento se encuentran en: su innegable genio militar y su capacidad para sustentar un sistema de gobierno
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Rey de España (1784-1833). Era hijo de Carlos IV, con quien mantuvo muy malas relaciones: ya como príncipe de Asturias conspiró contra su padre, agrupando a su alrededor a los descontentos con la política del valido Manuel Godoy en un partido fernandista con cierto apoyo cortesano y popular. Descubierta la conspiración, el príncipe fue condenado por el proceso de El Escorial (1807), aunque enseguida pidió y obtuvo el perdón de su padre.
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